El Carolino, una crónica por la historia

*Hoy son oficinas de la BUAP, pero fue una escuela para jesuitas y hasta cárcel para Porfirio Díaz, además de un claro representante de la época colonial y el arte barroco que dejó el gobierno español en México

Antonio Zamora

Puebla.- Puebla está llena de edificios, casonas o calles llenas de historia y motivo de orgullo. El Edificio Carolino es uno de ellos, en un claro representante de la época colonial y el arte barroco que dejó el gobierno español en México.

En lo que hoy son oficinas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla,  podemos conocer a detalle todo sobre este inmueble, que pasó de ser una escuela para jesuitas, hasta cárcel para Porfirio Díaz.

Su construcción comenzó en el siglo XVl y en 1578 empezó siendo una institución administrada por los jesuitas por lo que se llamaba Colegio del Espíritu Santo. Para 1777, llegó el Rey Carlos lll a lo que era la Nueva España y corrió a los jesuitas para convertirlo en bodegas para las soldadescas y lo rebautizó “Real Colegio Carolino” en honor a su nombre.

Su nombre actual lo obtiene en 1987, cuando la Universidad Autónoma de Puebla recibe la distinción de Benemérita; sin embargo, años atrás su nomenclatura recibió muchas modificaciones por los diferentes usos que le daban a sus instalaciones.

En su interior tiene cuatro patios donde se pueden apreciar desde un reloj solar, hasta restos de lo que fueron las columnas de una construcción anterior. Estos vestigios fueron descubiertos gracias al sismo de 1999.

El segundo patio conocido como “Melchor de Covarrubias” en 1862 fue utilizado para la instalación de la cervecería “El Fénix” aunque fue cerrada en 1885. En el tercer patio, fue cárcel del general Porfirio Díaz durante la invasión francesa, aunque logró escapar del lado norte del edificio.

Respecto a la Biblioteca La Fragua, en conmemoración del poblano José María La Fragua, alumno destacado del Colegio; hay 90 mil libros, incluyendo uno que tiene 400 años de existencia, el cual fue donado por el fallecido escrito, Carlos Monsiváis.

Uno de los sitios más llamativos del edificio es el Salón Barroco, gracias a sus acabados precisamente barrocos. Además, resistió al terremoto que sacudió el centro del país en 1985, aunque algunas piezas del techo fueron reconstruidas.

Las escaleras por donde se sube a los salones son llamadas “Monumentales”, los barandales son de hierro  y están adornadas con pinturas de algunos apóstoles, para recordar su pasado jesuita. El escudo que se diseñó en honor a Melchor de Covarrubias, quien ayudó en la construcción del inmueble y en el que hay un lobo, el cual representa la protección para los estudiantes y que fue adoptado como mascota para los equipos deportivos de la universidad.

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